sábado, 24 de abril de 2010

Sant Jordi

Me gusta Sant Jordi. ¿Cómo no me va a gustar una fiesta que consiste en pasear, comprar libros y decirle a la gente que la quieres con rosas? Muchos alumnos venden flores, vemos títulos y compradores, ellas compiten por ver quién tiene más admiradores, surgen puestos con cachivaches ingeniosos relacionados con el día (he visto un dragón de alambre, rosas de caramelo y en forma de imán de nevera, libros comestibles, puntos de todos los tipos...) y la gente está de buen humor a pesar de las aglomeraciones.

Y además, se compran libros. Es cierto que suelen ser los mismos títulos, que muchos son de bajo nivel y que la mayoría no se leerán, pero al menos se tienen a mano, es más fácil caer en la tentación con el objeto al lado. Tal vez alguien se enganche y dure un par de libros, o más. Y como mínimo el discurso recuerda las bondades de leer, sanea las editoriales, coloca la lectura en el centro. Regalar libros me parece precioso: estás invitando al otro a disfrutar, a aprender, y al mismo tiempo le dices cómo crees que es, pues hay tantos libros como lectores. El libro dice también cosas de quién lo regala (el típico best-seller que todos comprarán, una rareza, un clásico, un libro que a quien lo compra le cautivó, un autor revindicativo, una temática común....)

Hace tiempo que se reclama que debería ser una jornada festiva, en vez de tanto puente absurdo. Pero al menos, hoy estoy optimista, eso nos permite hacer algo especial en clase, aunque sea una vez al año.

viernes, 16 de abril de 2010

Los peligros de elegir director

Montse Pedroche cuenta su caso en el blog: han elegido a un compañero con un proyecto copiado para ser director. No conozco el caso así que no entraré a juzgarlo, pero sí me parece un ejemplo de los posibles peligros de elegir director. Es evidente que es mejor que el candidato conozca el centro, que cuente con el apoyo de sus compañeros, que no se crea un divo sino uno más, etc. Pero sin duda así influyen camarillas, amiguismos y puede que se nombre al que menos moleste y se imponga, al que no quiere cambiar nada, al que no se atreverá a imponer medidas impopulares si luego debe volver a ser profesor raso.

En el otro extremo está el modelo profesionalizador, que parte de un cuerpo con preparación específica, pruebas ad hoc. Pero allí los peligros pasan por estar de compadreo con la administración, desconocer la situación real del centro, incluyendo todos los vínculos implícitos, ser un puro gestor olvidando la parte didáctica...

Lo que es evidente es que la importancia del equipo directivo es cada vez mayor para liderar proyectos de innovación, tomar medidas para la mejora del clima escolar o corregir los excesos de los profesores-escaqueadores. Es complicado acertar con un modelo que combine profesionalidad, independencia e implicación. ¿Qué opción preferís? ¿O apostáis por un híbrido?

sábado, 10 de abril de 2010

Tendencias de futuro en educación

En este post del Camarote, recogen las tendencias de futuro en educación, que se podrían resumir en: usar la Red para acceder a contenidos diversos que permitan personalizar la enseñanza, de modo que el profesor debe guiar al alumno a través de esos recursos, haciendo de mediador y no de transmisor. Creo que estaremos todos bastante de acuerdo en que ésa es la tendencia, aunque hay algunas resistencias que pueden complicar la transición de modelo

1.- El sistema de evaluación es todavía demasiado rígido, cuesta de personalizar y sin eso, tenderemos a los trabajos estándar o exámenes grupales como parte principal de la nota (y por tanto de las clases) en vez de adecuar a cada alumno el sistema
2.- Las ratios, algo de lo que me vengo quejando repetidamente, impiden esa enseñanza personal
3.- El profesor debería entonces dedicar la mayor parte de su horario a conocer y generar recursos, a formarse, y al seguimiento personal del alumno: falta formación para saber qué buscar y faltan horas para hacerlo
4.- Los equipos TIC no siempre están cambiando la manera de dar clase, a menudo es lo de siempre pero con un envoltorio más vistoso. Además esos equipos fallan con frecuencia o no están a la altura
5.- Para que el profesor pueda mediar debe conocer diferentes caminos de aprendizaje y dominar mucho más su materia y las otras: es más fácil enseñar una lección de un libro que guiar entre un laberinto de información para crearse el propio criterio

sábado, 3 de abril de 2010

Los profesores no somos médicos

Muchas veces se usa el símil entre profesores y médicos, yo también he recurrido a esa metáfora para explicar mis ideas. Pero los profesores no somos médicos, aparte de por la diferencia de profesión y de consideración social, por muchos motivos digamos que laborales:

- Los pacientes están un tiempo limitado con el médico, no tiene que convivir con ellos un curso entero viéndolo crecer, aguantando sus días buenos y malos, su intervención es puntual y aunque humana, quema menos
-Los médicos con mejores notas escogen destino, buscando lugares donde intervenir y tener retos, mientras que los profesores muchas veces escogen centros donde no haya conflicto; los novatos se quedan con los casos complicados que esquivan los veteranos
-La mayoría de pacientes viene porque cree que tiene un problema y no por obligación, al revés que en la ESO, donde nadie comparte el diagnóstico del profesor, los alumnos quieren marcharse muchas veces y los padres aún más (de ahí que se opongan a repeticiones, reconocer problemas....)
-El médico se especializa en un perfil y consulta con sus colegas a los demás, nosotros debemos atender a todos y al mismo tiempo, con unas ratios imposibles y sin el apoyo de otros profesionales al lado (los orientadores están muchas veces al margen, en otros grupos o en el despacho)
-Los médicos se forman muchos más años y cuentan con herramientas y prácticas supervisadas, aquí reclamamos asesoramientos y consejos pero no siempre están disponibles y cuando un docente tiene problemas de gestión de aula, pocas veces se le auxilia (de ahí la cantidad de bajas)
- En la mayoría de especialidades están incluidas las guardias, de manera que puedan atenderse los imprevistos y una operación puede durar mucho más allá del horario previsto, mientras que en algunos institutos hay auténticas fugas a las tres o a las cinco, compitiendo alumnos y profesores por irse cuanto antes, aparte de que las horas de contacto para padres no siempre se cumplen
-Cuando aparece una nueva técnica quirúrgica o de diagnóstico, los hospitales al adoptan, la innovación pedagógica cuesta que cale y es siempre vista con recelo

¿Se os ocurren más diferencias similares? ¿Hay otra profesión con la que se puedan hacer comparaciones parecidas?