sábado, 16 de febrero de 2008

Formación del profesorado

No voy a hacer otro post lamentándome sobre la inutilidad del CAP, porque sólo le queda un curso de vida. Quiero hablar de la formación permanente, ésa que cuenta para los sexenios, ésa de la que carecemos según los informes permanentes, ésa que es perder el tiempo para mucho sesudo antipedagógico, ésa que imparten personajes que no han pisado nunca un aula o la han abandonado hace tiempo, ésa que lucra a entidades varias, ésa que puntúa en las oposiciones a base de intercambiar cuestionarios ya resueltos por Internet... Todos sabemos cómo es y creemos saber cómo debería ser: ligada al aula, adaptada a cada centro, gratuita, que permita niveles de reflexión diferentes y un largo etcétera.

¿Pero sobre qué es preciso que se forme un profesor? A mi parecer hay varias líneas fundamentales. La primera es la que tiene que ver con gestión de grupos. Incluyo aquí estrategias de control de aula, cursos sobre disciplina y habilidades sociales, dramatizaciones, sesiones para reformar el reglamento de centro, cursos de comunicación asertiva y demás. Son los que reclaman los profesores con problemas y los que más desprecian los experimentados.

Una segunda línea es la de actualización científica. Es la que promueven los colegios oficiales y asociaciones, a las que asisten sobre todo personas mayores o con vínculos con la universidad. Debería potenciarse mucho más, sobre todo los congresos específicos, el doctorado o los nuevos másters de investigación. Muchos profesores no hacen uno en su vida y se quedan con lo que aprendieron en la facultad y algún libro que se leen por mala conciencia.

La tercera se refiere a aspectos específicos, como programas o estrategias TIC, actualizaciones legislativas, particularidades autonómicas, proyectos europeos o similares. Nacen del interés del propio docente y están muy sujetas a modas.

Otra línea importante cubre todos los aspectos llamados tutoriales: educación en valores, interculturalidad, transversales, relación con las familias... Los profesores que asisten a estos cursos, que suelen exigir poco más que la simple presencia, ya están convencidos de la bondad de lo que en ellos se enseña y se ven como educadores, a diferencia de una larga cohorte de expertos que ponen más el énfasis en los contenidos.

El apartado de didáctica es el que suscita más acuerdo: todos queremos saber cómo mejorar la manera de dar clase en nuestra materia o nuestro grupo. Pero hay una enorme variedad de enfoques y muchos cursos son un conjunto de obviedades o propuestas utópicas que desmoralizan a los profesores. Los mejores son los que inciden en la llamada práctica reflexiva o los que provienen de un asesoramiento de centro, por estar ligados a la realidad concreta del aula. También suelen contar con gran éxito los que se basan en el intercambio de experiencias, aunque a menudo falla la base teórica que los sustenta y que permite que sean adaptables a otras realidades.

Por último hay un gran grupo de formación enfocada al profesor como persona y profesional, como puedan ser los cursos de programación de cara a oposiciones, las terapias antiestrés, cursillos de crecimiento personal o desarrollo artístico... A mi parecer estos cursos no deberían computar, pues están en una esfera aparte de la docencia directa.

¿Cuáles son las áreas que más os interesan? ¿Falta algún tema importante?

1 comentario:

Anónimo dijo...

A mi me parece muy interesante el post. Me interesan muchas de las áreas que se han citado. Pero, quizás, en este momento para mi, desde el punto de vista profesional y personal (oposiciones totalmente al margen), es la primera, la referida a control de aula. Yo, al menos, no he visto ningún curso de este tipo, presencial u online, ofertado... Creo, que es uno de los aspectos más importantes, sobre todo, cuando eres novato. También creo que no está bien visto manifestar que las cosas te van mal, que te falta recursos... Cuando pasa el tiempo, algunos profes experimentados han olvidado sus inicios y los jóvenes temen confesar sus dificultades... Digo, algunos, puesto que existe profes experimentados maravillosos que cuentan su experiencia y brindan su generosa ayuda a los nuevos. Pero, quizá, la existencia de cursos específicos sobre control de aula ayudaría, por una parte, a "perder el miedo a confesar que tienes problemas" (ofertar cursos, especialmente las instituciones educativas sería, en cierta manera, asumir la necesidad de fomarse en ese ámbito, reconocerlo...) y asumirlo como algo que pasa, normal; además, se abrirían "puntos de contacto" entre novatos y, seguramente, también un diálogo más fácil con los experimentados. Es una opinión.
Respecto a las oposiciones, creo que, tal y como está el sistema, no creo que se busque formar al profesorado con los puntos por formación; prefiero dejar aparte el sistema de acceso porque daría mucho que hablar...
rib